Editorial

Cien años del pensador planetario

One hundred years of the planetary thinker

Rigoberto Marín Uribe
Universidad Autónoma de Chihuahua, México
Isabel Guzmán Ibarra
Universidad Autónoma de Chihuahua, México

Cien años del pensador planetario

IE Revista de Investigación Educativa de la REDIECH, vol. 12, e1515, 2021

Red de Investigadores Educativos Chihuahua A. C.

Red de Investigadores Educativos Chihuahua AC

Edgar Morin es un intelectual comprometido con el humanismo y la transformación social. Su apuesta social y educativa se sustenta en una profunda fe en la capacidad humana para reinventarse, mencionando que si no somos capaces de regenerarnos, nos degeneramos.

En el contexto de los cien años del natalicio de Edgar Morin, la Red Mundial Abya Yala (ReMAY), conformada por un grupo de académicos y estudiantes de diversas instituciones de educación superior pertenecientes a países como Argentina, Bélgica, Brasil, Colombia, Cuba, Ecuador, España, Italia, Marruecos, México, Perú y Venezuela, tuvo un acercamiento con la Red de Investigadores Educativos Chihuahua (REDIECH) –en México– a fin de convenir la publicación de una sección temática especial, dedicada a Edgar Morin, en IE Revista de Investigación Educativa de la REDIECH. Así, en este espacio de difusión científica, ambas redes convienen y concurren en este propósito.

Para responder a esta propuesta, la ReMAY emitió una convocatoria interna a sus miembros a fin de proponer trabajos en un formato que respondiera a los lineamientos y normas editoriales de la revista, trabajos que abordaran temáticas relacionadas con el pensamiento complejo de Edgar Morin.

Consideramos que, más allá de la oportunidad de incursionar en este espacio para mostrar resultados de investigación y la expresión en ensayos académicos, buscamos hacer extensiva una invitación para un encuentro, con motivo de la celebración del centenario de vida de este pensador planetario que ha promovido el pensamiento complejo como una forma de apreciar y enfrentar la realidad compleja a partir de una onto-epistemología de la complejidad; el reto educativo de rescatar e incorporar categorías desde la complejidad y la transdisciplinariedad en procesos educativos colectivos, que nos lleven a aprender en la religación de voluntades y afectos comunes.

Así pues, la convocatoria se fundamenta en el espíritu de una lógica que persigue la incorporación de trabajos cuyo reconocimiento se abra a todas las propuestas recibidas que sean valoradas, aceptadas y apoyadas para su publicación y difusión. Entendemos que esta mirada coincide con la perspectiva moriniana en su más profunda orientación hacia la dialogicidad y equidad con sentido ético y humano.

En ese sentido, los miembros de la ReMAY –como académicos– no quisimos dejar pasar esta ocasión que nos brinda la vida para trabajar en torno a Edgar Morin, pronunciándonos ante las realidades sociales lacerantes que vivimos y ante los problemas planetarios que nos asfixian. Asimismo consideramos que reflexionando sobre las prácticas educativas que aún persisten en muchas universidades del mundo –las cuales operan en dirección contraria a lo que promueve el pensamiento complejo de Morin– es como podemos honrar y traer a colación al menos minúsculos trazos y trozos de la inmensa obra de Morin. De esta forma, en esta sección temática especial se presentan trabajos de investigadores de la ReMAY de diversas latitudes de Latinoamérica.

Preguntarnos sobre la figura de Edgar Morin es asomarnos a uno de los pensadores más importantes y con más influencia en la reforma del pensamiento contemporáneo. Su enorme compromiso e incidencia en los más diversos campos de conocimiento propugna por un cambio de paradigma, no solo en el ámbito de la ciencia sino, además, en la forma de ver y abordar la realidad compleja. Por ello, a cien años de su nacimiento, resulta inevitable hacer alusión a Edgar Morin como uno de los pensadores más preclaros, célebres y destacados de los últimos 70 años, un personaje que se erige como un referente imposible de soslayar dada su destacada trayectoria e incidencia científica, filosófica, social, educativa y humanística.

El precursor del pensamiento complejo nació en París, Francia, el 8 de julio de 1921, y fue registrado como Edgar Nahoum. Su madre falleció cuando Edgar contaba con diez años de edad. Morin narra que este evento marcó su existencia, ya que a esa edad él ya contaba con claridad sobre la vida y la muerte. En 1951 publicó su libro El hombre y la muerte.

En 1936 simpatizó con la causa de los republicanos en la Guerra Civil española. En 1941 Francia fue ocupada por la Alemania nazi, esto llevó a Morin a unirse a grupos que conformaban la resistencia francesa. En el lapso comprendido del inicio de la ocupación hasta la liberación del país en 1944 ocurrieron eventos significativos en la juventud de Morin. Formó parte de la resistencia, perteneció al Partido Comunista de Francia, del cual fue separado en 1951 y, en los obligados cambios de identidad para salvaguardar su integridad personal, Morin menciona que uno de estos cambios consistió en sustituir su apellido Nahoum por el de Manin. Por un error de quien formuló la nueva cédula de identidad se anotó “Morin”, desde entonces su nombre es Edgar Morin.

La hija de Morin lo describe como una persona sedienta de conocimiento, su necesidad de adquirir saberes es intensa, incursionando en diferentes campos del conocimiento. En 1942 obtuvo dos licenciaturas, una en Historia y Geografía y otra en Derecho.

En 1952 fue aceptado por el Centro Nacional de Investigación Científica de Francia. Entre 1956 y 1962 fundó y dirigió la revista Arguments. A inicios de la década de los sesentas visitó Latinoamérica y comenzó una serie de trabajos motivado por la impresión que le generó nuestra cultura. Más adelante su esfuerzo se orientó a la construcción de un pensar dual, por un lado, hacia el desarrollo del sujeto, y por otro, a realizar investigación colaborativa; con esto inició su peregrinar en el campo de la transdisciplinariedad.

En 1969 Morin fue invitado al Salk Institute for Biological Studies, en California, EE.UU., a fin de incorporarse a los estudios sobre la naciente revolución biológica y el impacto de esta sobre las ciencias sociales y humanas, en la búsqueda de las relaciones entre biología y sociología. Fue en ese momento cuando se develó ante sus ojos la “revolución biogenética” desarrollada con base en la estructura de doble hélice del código genético. Su integración a estos estudios e investigadores influyó de manera determinante en Morin, conduciéndolo a una honda transformación en su forma de pensar. En este ámbito se abocó a investigar las tres teorías que son la base del pensamiento complejo: la cibernética, la teoría de sistemas y la teoría de la información. Esto se complementa con el macroconcepto de la auto-eco-organización.

En 1977 planteó la epistemología de la complejidad y se publicó el primero de los seis tomos del Método que, posteriormente, quizá representa lo más significativo de su vasta obra. En el campo de la investigación propone no partir de un método predeterminado, sino crearlo paralelamente a la construcción del objeto de estudio. En el primer capítulo de su libro Educar en la era planetaria menciona que el método es un camino, una estrategia, un ensayo, nunca un programa con pasos predeterminados. Se apoya en los versos de Antonio Machado de “caminante no hay camino, se hace camino al andar”, y en las palabras de Nietzsche, quien señala: “el método va al final” (Morin, Ciurana y Motta, 2002).

Mediante las nociones de complejidad y transdisciplinariedad, Morin entiende la realidad como una totalidad indisociable, en consecuencia propone su abordaje a partir de la multidimensionalidad y la multirreferencialidad. Señala que esta revolucionaria idea de lo complejo, como noción utilizada en la ciencia y en lo cotidiano, se hallaba perdida, por tanto, había necesidad de desentrañar sus raíces, pues muchas veces se le relacionaba con lo complicado, lo enredado, confuso para su entendimiento. De esta manera retomaba su sentido primigenio convirtiéndose en una nueva visión para denominar a la humanidad, a la naturaleza, a la vida, en suma, una nueva perspectiva para abordar la realidad (Morin, 2007).

El concepto “complejidad” conduce al entendimiento de la realidad como ente en el que todo se halla religado, como un entramado tejido finamente, esto es, complexus: lo que se encuentra tejido junto (Morin, Ciurana y Motta, 2002).

En el libro Tierra-patria (Morin, 1993) reflexiona sobre el impacto de la actividad humana en el futuro inmediato sobre el planeta y la humanidad misma. Morin propone una reforma del pensamiento que lleve a redefinir nuestro propósito sobre la tierra; sin duda, observador agudo del progreso y su continuo avance, lucha por el rescate de una toma de conciencia. Describe en esta obra los elementos de la organización humana que conforman lo que denomina la “era planetaria”, razona sobre cuáles de estos elementos plantean dilemas y prepara posibles respuestas desde el pensamiento complejo, que lleven a modificar la política internacional de dominio y explotación propios de la evolución humana.

En esta era planetaria y antropocéntrica diversas culturas se comunican, interactúan y se ubican en el cosmos formando parte de un entramado en el perpetuo espacio. De acuerdo con Morin, esta era se inicia con la occidentalización del mundo, que busca la expansión y el dominio implantando su forma de pensar, actuar y “razonar”. Las grandes potencias se dividen el mundo, la naturaleza es percibida como un ente explotable y las personas son tomadas como meros recursos humanos. En ese sentido, nuestro planeta peligra, la crisis del progreso afecta a la humanidad y provoca graves fisuras en el planeta.

Visionario y reflexivo, cuestiona la evolución del conocimiento, las disciplinas, la ciencia, la técnica y la evolución de las disciplinas científicas, las cuales se han orientado a la superespecialización, la compartimentación y la fragmentación del saber. Y en cuanto a los seres humanos, todos pugnamos por la unidad genética, cerebral, intelectual y afectiva de nuestra especie, la cual, con sus innumerables potencialidades y dentro de la diversidad, atesora sus singularidades culturales, étnicas y nacionales y el universo concreto en una Tierra-patria para todos.

Para Morin, la reforma del pensamiento que engendre un pensar de la complejidad es la clave para la restauración de los objetivos que tiene la humanidad para erigirse como una comunidad de destino. Un pensamiento que religue el todo y sus partes, en el cual los sujetos-objetos estudiados sean considerados en y por su relación auto-eco-organizadora con su entorno.

Este libro, Tierra-patria, de fácil lectura y comprensión, permite conocer también la concepción filosófica de quien pretende religar la filosofía con la ciencia en la figura de un filósofo que hace ciencia y un científico que hace filosofía.

El pensamiento complejo ha influido en diversos campos, de manera preponderante en la comprensión de la situación actual por la que atraviesa la humanidad. El pensamiento complejo se ha convertido en la lupa con la que escudriñamos los problemas de la vida y el vivir, así como los problemas relacionados con la construcción del futuro y la búsqueda de soluciones a los problemas planetarios contemporáneos (MMREM, s/f).

Con mente lúcida y pensamiento agudo en sus cien años de existencia, Morin ha vivido estos años de prolífica obra filosófica y sociológica. Ha sido fiel testigo y muchas veces protagonista de guerras, regímenes hegemónicos, agitaciones políticas, explosiones sociales y revoluciones tecnológicas. Y, por si fuera poco, ahora, la pandemia. Al respecto, Morin (2020) publicó un libro sobre las “lecciones de la pandemia”, un texto cuya lectura no podemos omitir; las reflexiones que deja a la humanidad ante la adversidad provocada por el SARS-CoV-2 merecen ser analizadas a profundidad.

En este libro, impregnado de una visión filosófica, reflexiona sobre la existencia, la condición humana, la incertidumbre, la muerte, la civilización, la solidaridad y la desigualdad social ante el confinamiento. Comenta que esta crisis surgida a partir de la pandemia lo ha sorprendido, sin llegar a sorprenderle su manera de pensar, por el contrario, la ha confirmado. Menciona que habremos de comprender su interés por despertar conciencias y el hecho de que dedique sus últimas energías a escribir este libro.

Morin, en su incursión en el campo de la cinematografía, observa al cine desde lo real y lo imaginario en una comunión que aproxima al espectador a la vida real y a la existencia imaginal que aprecia en la pantalla. Considera al imaginario colectivo como un conjunto de aspiraciones, valores y prácticas sociales, constituyentes del dualismo entre la imaginación y la realidad. De esta forma, debemos concebir que en el imaginario colectivo de la educación se encuentra la necesidad de sentipensarse pertinente a la sociedad a la que nos debemos.

Nuevamente, ¿cuál es nuestro compromiso como educadores?, definitivamente que es el de impulsar el cambio hacia prácticas educativas complejas y transdisciplinarias, que superen viejas racionalidades. El reto no es sencillo, implica un cambio profundo en nuestras concepciones, pues fuimos formados en la dirección de lo disciplinario, de lo fragmentario de nuestras prácticas, pero tenemos un referente en Edgar Morin que nos alienta a emprender un camino y alcanzar frutos.

Retomando a Morin, en su biografía (MMREM, 2020) señala las dificultades enfrentadas por un Estado-nación para cambiar su sistema social determinado por su modo de producción, ello en referencia a sus años en el Partido Comunista Francés, así como en los años posteriores, en los cuales estuvo atento a lo que ocurría en la URSS de Mijaíl Gorbachov, previamente a la caída del muro de Berlín y del llamado socialismo real, así como de la evolución del maoísmo, ya sin Mao, de la China comunista en su transición a su modalidad actual.

Estas reflexiones las traslada a las universidades del mundo y analiza las posibilidades de cambios profundos en las mismas, considerando que son posibles, pero está consciente de que las transformaciones no son sencillas, sobre todo –menciona– cuando hemos sido formados durante años en una racionalidad que está instalada en las universidades, pero que es posible lograrlo con prácticas educativas construidas e implementadas bajo el enfoque del pensamiento complejo y la transdisciplinariedad (Morin, 1999).

Morin plantea la necesidad de pensar e implementar una variedad de vías o caminos en la construcción de otras posibilidades de futuro para contar con mejores sociedades, una mejor humanidad, una mejor educación. Con ello, el horizonte de futuro al que debemos aspirar en nuestro imaginario colectivo se encuentra impregnado de dignidad irrestricta para toda la humanidad, de una economía social al servicio de las personas y al bien común, de preservación de la naturaleza y la vida, convertidos en una comunidad de destino planetaria, de una ética del encuentro, de una educación liberadora y conscientes de la interdependencia comunitaria en alteridad y con los seres vivos con los que coexistimos en nuestra la Tierra-patria. Parafraseando a Enrique Luengo-González (2018), “cambiemos de vía y cambiemos de vida”.

Destacamos dos hechos importantes: en el mundo, y de manera más cercana en nuestra América Latina, países como Brasil, Argentina, Chile, Perú, Ecuador, México, entre otros, han creado universidades con modelos educativos que responden a este enfoque complejo y transdisciplinario. Y aún más cercano, el modelo del Programa Nacional de Posgrados de Calidad del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), publicado en marzo y junio del 2021, se encuentra sustentado en tres ejes, en los cuales destaca un movimiento importante hacia la inter-, multi- y transdisciplina ante el abordaje de problemas complejos, hacia los cuales, señala, debe apuntar una investigación de incidencia social en la solución de los problemas nacionales estratégicos y en la atención de los problemas planetarios.

El esfuerzo que aquí se realiza en cada uno de los artículos que conforman este número especial busca aportar puntos de vista sobre la implementación del pensamiento complejo y la transdisciplinariedad en las aulas de los profesores, como un primer acercamiento a esa necesaria reforma de pensamiento aludida por Morin, pero con el compromiso genuino de una construcción solidaria y colectiva del cambio social y educativo.

Referencias

Luengo-González, E. (2018). Cambiemos de vida y cambiemos de vía. Centro Interdisciplinario para la Formación y Vinculación Social.

Morin, E., Ciurana, E. R., y Motta, R. D. (2002). Educar en la era planetaria. El pensamiento complejo como método de aprendizaje en el error y la incertidumbre humana. Universidad de Valladolid.

Morin, E. (1993). Tierra-patria. Buenos Aires: Nueva Visión.

Morin, E. (1999). Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. UNESCO.

Morin, E. (2007). Introducción al pensamiento complejo. Gedisa.

Morin, E. (2020). Cambiemos de vía. Lecciones de la pandemia. Paidós.

MMREM [Multiversidad Mundo Real Edgar Morin] (2020). Edgar Morin una mente luminosa [video documental]. Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=JFJBKTZhfNE.

MMREM (s.f.). ¿Qué es el pensamiento complejo? Recuperado de: http://multiversidadreal.edu.mx/que-es-el-pensamiento-complejo/.

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